Dos artistas.
Naturaleza.
Espacio
vivido, mutable y creativo.
Las obras
de Cintia Clara Romero y Maximiliano Peralta Rodríguez están sometidas a
ritmos, impulsos y convulsiones que habitan la tierra con una libertad que es difícil
explicarla con palabras, quedando obtusa la mirada siempre....
Igualmente
intentaré esbozar alguna idea....
Centraré
mi atención en esas zonas de conexión entre las obras, si es que las hay…
Las
acciones suceden en plena naturaleza, espléndida, vibrante; eso es lo que les
da cobijo a sus obras.
Obras que
no pueden dejar de asociarse.
En
"Refugio comunitario", Maxi presenta una construcción minuciosa y
precisa que logra habitar ese espacio con muchísima respetuosidad; no sólo por
sus materiales empleados con plena sencillez. Nos marca de una manera
rotunda la forma de habitar que tenemos, en un instante nos abre la posibilidad
de soñar con aquel habitar que quisiéramos tener, con
tan sólo
abrir los ojos…
La
naturaleza parece visitada por alguien que la quiere mucho, vivida con
intensidad, recreada de una manera especial; su estrategia es en puntas de
pies…
Es la de
un trabajador silencioso -no puedo imaginar otro ruido que no sea el de fondo,
el real, el silvestre-, y por eso la intervención es bienvenida en el verdor,
no se presenta invasiva.
Los
refugios en otro espacio no serían amigables. Serían refugios.
Esa
convivencia entre refugio-naturaleza no es posible disociarla.
Un pacto
entre ellos está implícito.
Simbiótico.
La
construcción de sus asentamientos sobre el paisaje, funcionan como metáfora
alucinada de visiones sobre una vida pletórica y entrañable, creada por alguien
que puede hacerla real, en ese soñar diario.
Son.
Perfecta
simbiosis.
En los
registros de vídeos o fotografías de Cintia el paisaje posee un rol importante
y protagonista, diría…
En
"Límite" inmensas rocas truncan un camino queriendo ser abierto,
destrabado, en un acto impulsivo.
Cintia
aspira pronunciarse frente a un cambio, dejar una apertura de esperanza frente
a tal situación…qué hubiese sido de "Límite" sin esa convivencia, sin
esa relación entre ella y la naturaleza?
Su
pequeña intención frente a la inconmensurable natura nos presenta la ecuación
de las acciones.
Los
mecanismos de comportamiento recurrentes, que Cintia registra, o los hábitos en
repetición que ejerce, en un ámbito donde la naturaleza la contiene, el
paisaje no deja de ser otra construcción cultural donde el sentido de
pertenencia, o de desprotección, que proporciona afecta directamente los modos
de interpretación y de representación que tiene su obra.
En el
"Trébol de 4 hojas" se presenta una situación similar…se sabe que
encontrar un trébol de cuatro hojas no es tarea fácil. Ella, enmarcada por una
corona de tréboles, nos presenta ante una situación de oportunidades acotadas.
La torna
reflexiva, nos muestra la imposibilidad y la posibilidad.
Nos
posiciona frente a ese obstáculo hacia un horizonte futuro.
El tamaño
de escala vuelve a colocarnos en ese lugar donde las acciones realizadas por
ella nos dejan siempre un hilo de esperanza, de poder lograr algo, un objetivo,
donde no hay pérdida sino prueba, intención de hacer, de posibilidad de logro.
Esas
acciones, sin ese marco natural, no serían.
Aquí
naturaleza-acción tienen otro pacto.
Simbiótico.
Otra
perfecta simbiosis.
No sólo
la naturaleza los acerca, es lo vivido, es lo experimentado. Es el discurso de
libertad lo que habita en las obras de estos dos artistas, es sembrar la
posibilidad de pensar en que algo es posible, en que se puede habitar un paisaje.
Crean un
conjunto de posibilidades, o perspectivas, donde el horizonte existe.
Utopía.
Un gran
pacto simbiótico.
Promesa
esperanzadora.
La
promesa de la unión.